Mi tele

Es lunes (bueno, ya martes), son las 2 AM y la programación nocturna de Cuatro ha degenerado a anuncios de chats porno, alargadores de pene (cuando te lo cuentan no te lo crees, pero estar leyendo, levantar un ojo a la pantalla y descubrir que venden ese aparato, trastorna) y concursos para ganar millones con un sms.

A lo largo de estos días, en los que no he tenido casi acceso a wifi, y a una televisión que sintonizara La Sexta, me he dedicado a recuperar mi adicción televisiva de “hasta que se pongan a sacar la teletienda no me duermo” y he revisado la programación de Antena 3, TeleCinco, La 2 y Cuatro. De La 1 he pasado, demasiada serie novelesca de producción propia. Mis vicios son las series extranjeras y los programas nacionales. El juicio, no cambia (casi) del tres años atrás.

Antena 3 es “Simpsons”, series novelescas de producción propia (dos cosas que no miro), “El diario” (sin Patricia, lo que aguanto esa pobre mujer) y programas del corazón de tintes pornográficos (véase “DEC” y su Mariñas a lo que todo puede sacar punta, y no tiene esto doble sentido).

TeleCinco es realitys (mención especial a uno que pusieron a la una de la mañana, presentado, perdón, calentado por la ex – tomatera Carmen Alcayde y donde se dedican a tirar a pobres frikis a una piscina, mi hermano lo definió a la perfección como “humor amarillo sin japoneses”); “C.S.I.” (porque son las tres de la mañana y están dando “C.S.I.”? ¿esa serie no termina nunca?); y programas del corazón de tintes pornográficos (¿alguien más vio a la tía que se metía bengalas por el culo en “La Noria”? ¿quién tuvo la genial idea de llevarla?) o con ganas de molestar simplemente (Los de “Sálvame” se creen graciosos, pero son las marujas de siempre).

Cuatro es quizás la más cambiada. A pesar de que mantienen sus series buenas (“Anatomía de Grey”, la maravillosa “House”), han comprado bodrios de la talla de “La vida secreta de una adolescente” (¿nadie les dijo que un título largo sino es de coña será un grave error?) , la cual no sé si da miedo o ganas de reír, o “Gossip Girl” que, a pesar de que me vais a tirar los trastos a la cabeza unos cuantos, me ha parecido de pésimo argumento y peores (pero bellos, nadie niega eso) actores, aunque con posibilidad de mejora (no como la de la adolescente preñada). Siempre apostaron por los concursos, y bajo mi criterio se han pasado, puesto que algunos no tienen gracia alguna (¿Nadie se da cuenta de que a Carlos Baute, presentador de “Elígeme”, lo que le apetece es mandar a la mierda a los chicos que van y montarse una orgía con todas las chicas solteras del plató?) y otros son demasiado sosos como para durar el año que ya están durando (véase “Password”). A esto, podemos añadir que Gabilondo, por muy de acuerdo que esté con él, no sabe lo que significa el punto de vista objetivo en su telediario, que Pablo Motos está explotando “El Hormiguero” con mucho trabajo y muy poca gracia y que los de “Fama” bailan cada vez más raro. Y pensar que un día era mi cadena favorita.

Pero no, ese lugar es ahora de “Ay-que-mal-se-ve-La-Sexta”. Por desgracia a mi casa (y ni mucho menos a mi pueblo), la televisión digital terreste (mi abuelo la llamó el otro día DGT, pero se lo perdonamos por la edad y tal) no ha llegado demasiado bien, así que las cosas se ven pelín mal. ¡Pero no importa! Que la gente de La Sexta (y de La 1, y de Antena 3, y de alguna más) sube su programación de producción propia a la web pocas horas después de emitirla, así que nadie se pierde ningún programa. Pero voy al grano, que ya me desvío ¿porqué La Sexta? La razón es sencilla, porque se ríen de todo el mundo, incluidos (y especialmente) ellos mismos. Meten la pata, exageran papeles, tienen (relativamente) poca audiencia, dicen burradas… ¡pero no importa! Ellos se ríen de sí mismos. Y de los de las otras cadenas, y de los políticos, y de los famosos, claro. No se salva nadie, ni en “Salvados”. ¿Algo negativo? Que está lleno de tías buenas, si no eres alta (o digna de tacones), delgada y de buen ver, no entras por la puerta. Eso sí, chicos feos hay mogollón (pero a mí me gustan los feos, ¡qué vida esta!).

Decía que he visto también La 2, que para nada es mi cadena favorita, puesto que los documentales de animalitos no son lo mío, pero que tiene un programa que lleva durando siglos (¿qué no dura siglos en esa cadena? ¡Qué le pregunten a Jordi Hurtado y su “Saber y Ganar”!), al que me enganché durante diversas madrugadas de verano. “La Noche Temática”, toma un tema cada noche de sábado y lo analiza a través de geniales documentales y películas de hace mil años. Si el tema te interesa, aunque sólo sea un poquito, puedes encontrarte a las cinco de la mañana viendo a una anoréxica vomitar. Simplemente fascinante.

Iba a cerrar la entrada ya (como me enrollo cuando quiero, leche), pero en TeleCinco, “El tarot de Alicia Galván” me dice que Escorpio (o sea, yo) es el signo más apasionado y misterioso, y que este verano vivirá “a tope”. ¡Qué sabios son estos videntes! ¿Verdad, verdad?

¡Perdón, no, no! Mientras terminaba de escribir lo del el tarot ha comenzado un concurso nocturno para sacar dinero a la gente y no puedo no comentar esto, por que lo presenta –redoble de tambores- ¡Aída Nizar! La gente que no esté puesta no lo sabrá, pero es una ex - concursante de Gran Hermano odiada por media España por su terrible genio y ganas de pegar voces e insultar en todos los platós de televisión. Quién iba a decir a esta mujer con tanto orgullo acabaría teniendo que trabajar a las tres de la mañana (al parecer es directo, porque ha dicho la hora bien) en un programa tan triste. Bueno, ya me voy a la cama, si, que tengo un interesante libro con el que avanzar (no, sueño no tengo).

Transgresión

Acaban de dejarme un comentario que me ha recordado algo. Fui hace un tiempo a ver la película sobre la relación homosexual de Dalí y Lorca, Little Ashes, en España se llamo Sin Límites.

Confesaré, que la película, en especial el comportamiento estrambótico de Dalí, me llamó la atención y me descolocó en algunas escenas. La relación está bien reflejada y Lorca está maravillosamente interpretado, pero no es el tema.

La cuestión es que Dalí, se salía del tono en todo momento. La locura, era su camino, incluso fuera de la legalidad, del sentido común y de su buena imagen. En una de las escenas, Dalí le dice a Lorca que había que traspasar los límites. Y me pregunté si para ser un genio había que estar loco. Si para triunfar, para hacer grandes cosas, había que salirse de los límites, de las normas, de las leyes. Si todos los genios viven atormentados, si realmente se puede mostrar genialidad entre tanta desgracia, y, sobre todo, de qué vale ser genio si no puedes disfrutarlo. Qué raro es el mundo.