Paris



Paris est élevé (alto).


Paris est le sol (suelo).


Paris est de couleur (de colores).


¡Paris est en blanc!



Je t'aime de mille manières. Et c'est le début.

Cronica del romanticismo

Había un plan. Y luego otro. Y otro. Realmente, su vida empezó con planes. Pero ya no. Dejarse llevar mola más. Así que el, se deja llevar. Camina con pasos de baile porque es lo que le sale. Le sonríe a la luna porque la quiere con locura. Y el resto dejo de importar.

Se hizo dulce porque le gustaba el chocolate. Se hizo picante porque necesitaba adaptarse. Se hizo ver porque de otra forma no podía ser. Y puede que eso ahora le este en contra, pero no importa. El mundo no empieza ni termina en una cama vacía.

Las hojas del otoño le caen heladas en la cabeza mientras el se enamora de sus caderas. Pisa blanco encantado, pensando en lo mucho que le gusta el suelo congelado. Él, siempre tan caliente, sabe que más calor le sofoca y por eso ama el invierno.

Y después de tanto invierno, no se imagina una primavera. La ve rara, demasiado tonta y enamorada. Se sabe cuidar a si mismo como nadie y por eso prefiere ese nadie. Y si alguna vez aparece alguien tendrá que entenderlo. Él es demasiado uno para ser dos.

La estación LGTB




Plaza de Castilla.

Crónica de una calle

Faldas cortas, tacones altos y escotes marcados le miran como preguntando. "En eso no estaba pensando" deja atrás su vena lujuriosa y descubre una belleza rota creada por hacer del placer un trabajo obligado, obsceno y falto de respeto.

Alguien compra oro y parece que desea que el resto lo sepa. Todo es barato y huele a plástico condensado. Los acentos mezclados son un nuevo dialecto. El Sol quema, el dong del reloj atormenta. A la ballena no se la lleva la marea. Entre tanto mundo es imposible no quedarse mudo y más difícil aún es descubrirse.

Aquí el negro es un escudo y la sonrisa una espada. En medio de este todo que le parece tan nada busca una mirada. Aguja en pajar, ¿dónde estás?

Canción propia

El otro día pensaba que canción iba con mi cumpleaños. O lo que es lo mismo, que canción iba conmigo. Tenía que ser, obviamente, de La Oreja de Van Gogh. Tener un toque alegre, un toque azul, un toque de despedida y otro de bienvenida. Un toque de amor y un toque de melocotón. La chica del gorro azul, con sus mejillas de color, la almendra que se cayó y llora triste porque aún no se ha caído su amor.

Harrylatino y yo

Imitando a mi querido Cronista, hago una entrada que tengo pendiente desde hace mucho, dedicada a algo que fue muy importante para mí y que me ha hecho ser lo que soy en gran parte.

Cuando uno tiene 15, 16 años, quiere y conoce muchas cosas pero no entiende ni mucho menos ninguna de ellas. El mundo es un lugar nuevo, que te quieres comer, pero del que no sabes nada. Y con esas, y otras más y más tristes, llegué yo a Harrylatino. Sin tener muy claro mis capacidades, creyendo que podía hacer poco o nada y que yo, rara y desintegrada, lo iba a tener muy difícil para encajar en la vida, encontré un lugar donde la imaginación, el esfuerzo y la amabilidad, eran lo habitual.

En HarryLatino aprendí a hacer casi todo lo que hoy es mi pasión. Empecé a escribir prosa lírica, empecé a hacer fotos, empecé a diseñar, a organizar, a hablar en radio, a trastear con el ordenador, etc. Aprendí que hay gente buena, y gente buena cabreada que se vuelve incontrolable… Y lo más importante, empecé a hacer amigos. Amigos a los que les gustaba que me riera. Amigos que estaban tan locos como yo. Amigos que escuchaban, entendía, aconsejaban, y se dejaban escuchar, entender y aconsejar. Antes de HarryLatino, eso era una excepción.

Así que, ayer que la web pottérica en castellano más grande hizo 10 años, yo, que apenas estuve en ella cuatro años, me sentí cumpleañera también.

Crónica de la novedad

Todo huele a nuevo. Nada familiar mas no parece importar, eso lo hace genial. Él, como el mayor loco de todos, canta, sonríe y baila en la oscuridad.

Entre el intenso frío sabe que no parará, pero le da rematadamente igual. Es medianoche y por delante hay un mundo. Un mundo que probar, que patear, que conocer, que sonreír, que besar (quizá de una vez por todas), que disfrutar.

Tiene ganas de todo ya y no se da cuenta de todo el tiempo que le queda para soñar. Veintiuno.

Canciones femeninas

Yo estoy rodeada de hombres. Los hombres son mis amigos, mis consejeros, mis amores, mis risas y mi vicio favorito desde que tengo memoria. A ellos (aunque a día de hoy añadiría a un par) les hice ya una entrada. Hoy va para las excepciones que confirman la regla. Para mis chicas, para las mujeres que son mis amigas, mis consejeras, mis amores, mis risas... y mi vicio favorito desde hace un par de años.

Empiezo por la primera, la más santa de todas, con la que nunca saldaré mi deuda, a la mujer que más quiero, quise y querré. A Ana, Palabras para Paula, porque su voz siempre me dice es pronto para comprender la vida es tan bella como tu la quieras ver, si lloras cantaré, si sufres te hablaré, si mueres moriré también.

La siguiente es para mi pequeña. La chica que me enseñó lo que es la amistad (la amistad de chicas, esa que aunque los hombres no lo sepan no solo trata de quitarse el novio unas a otras y criticarse como perras), la que siempre está ahí, la que siempre me recuerda a mí, la que me preocupa una semana sí y otra también, la que no quiere hacérselo conmigo porque le gustan los penes... mi Marta. Para ella, otra vez y cómo no, La Oreja de Van Gogh, con un Cuídate que necesito que se aplique y es que son demasiadas las veces que te digo cierra la puerta, ven y siéntate cerca que tus ojos me cuentan que te han visto llorar.

La última es para mi mujer. Para la princesa de mi cuento que por suerte no quiso ser princesa y así me dejó libre para que yo pudiera seguir siendo yo. Mi último amor (probablemente para siempre), mi primera chica (de una futura lista de muchas, espero). Una loca con un pozo de cosas que enseñar. Vamos, como yo. Lilihana, ya sabes donde estoy, ven cuando quieras. Me enseñaste, de Arjona, es para ella (irónicamente, ella me la enseñó). No me enseñaste a olvidarte, pero no importa, lo aprendí yo sola.

Para en Chamartín

No jodas, ¿en serio?

Crónica de la magia

Las estrellas de la madrugada le arropan. La noche (pronto mañana) es de todo menos fría y soñolienta. Es cantarina. Baila. Sonríe. Salta. La noche le despierta y le abraza.

La magia siempre fue una sonrisa para él. Ahora se pregunta hasta que punto se ha vuelto hechicero, pues a cada segundo su boca refleja felicidad. Otro baile más. Es el nunca acabar.

Repasa en su mente toda la dulzura, locura y genialidad que ha visto sin cambiar de luna y vuelve a creer. No en divinidades nunca presentes, sino en lo más tangible del mundo, la vida. Su propia caja de bombones particular.

Magia es descubrir que tienes el increíble chocolate suizo ante ti y sobretodo, que te acabas de rodear de los mejores para compartirlo. Las estrellas le animan a dar el paso. El show ha comenzado.

Crónica de una mentira

"Mientes". Retumba en su cabeza. Una vez fue un gran mentiroso. Otra, el más sincero. Con el tiempo descubrió que no miente sino que se esconde cual cobarde, y que no dice la verdad, sino que brota de su boca de forma constante porque no es capaz de estar callado, porque necesita decir algo.

"No miento" es lo que pasea en su cabeza a cada momento. Es así. Quiere sin querer y ella lo tiene que saber. No le prometió nada. Bueno, sí, pero nada que no sea cierto. No le prometió amor profundo y eterno. No quiere prometerlo, porque eso si es una gran mentira. No quiere quererla sin tenerla, ni por él ni por ella, no quiere que su vida sea un "quizás". Él solo busca ser cabal. Y el amor no lo es.

La gente si que miente. Justifican el movimiento de su universo con la excusa de que no controlan sus sentimientos. No es cierto, igual que se controlan los enfados, se puede controlar el estar enamorado. Y él se hartó de amar. Lo suficiente como para no querer hacerlo más. Cuando siente que el sentido se pierde, planta su orgullo como muro.

Una relación no sostiene un corazón. No es la solución a todos los males del planeta. No hay que vivir con ella de forma eterna. Él está bien con su negro, con su solo, con su viento, con sus pequeños momentos. Lo demás es un aderezo que no tiene porque ser eterno. "Yo no le miento".

Canción madrileña

He pisado mi asfalto y hacía calor. Pero me daba igual. Yo no me siento española. Ni madrileña de comunidad. Ni de mi barrio. Ni de mi pueblo. Me siento de mi ciudad, que es ciudad de muchos de muchas partes del mundo. Madrid, Madrid, Madrid... Yo me río (de felicidad) en las calles que salen en este video:




Cataluña es una nación

Los nacionalismos, españoles, catalanes, vascos o villaconejeños me trauman. No los entiendo. Yo, soy muy individualista y muy poco tradicional, no me gusta mucho identificarme con mi país o mi territorio y mucho menos con todos aquellos símbolos y costumbres que lo representan. No puedo, no está en mi.

Pero hay gente que se identifica con todo eso. Hay gente que se identifica con una bandera, y con dos. Con una lengua, y con dos. Con unas tradiciones, y con dos. La RAE define una nación con cinco acepciones, de las cuales tres nos interesan (el resto no es que digan cosas que no nos interesen porque van en contra de mi argumento, es que son darle vueltas a lo mismo):

1. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno.
2. Territorio de ese país.
3. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.

Estás tres ideas, ¿se contradicen? Es decir, ¿una nación son los habitantes y el territorio de un país nada más? ¿Qué pasa con la tercera idea? ¿una nación no puede ser un conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común? ¿no puede ser España una nación y la vez tener dentro de sí misma otras naciones? He escuchado a catalanes decir que se sienten españoles y catalanes. Era incapaz de entenderlo, pero ahora lo veo claramente. Uno puede identificarse con dos banderas, con dos lenguas y con dos tradiciones diferentes. La RAE también denomina a eso nacionalidad (y así se denomina en la Constitución Artículo 2 y en diversos estatutos). A mí me parece que es una forma de decir nación sin decir nación, la verdad, un vocablo político absurdo.

La Constitución determina en ese Artículo 2 que:

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Por lo tanto la nación española es indisoluble y común a todos, pero en ningún punto marca la imposibilidad de que exista una nación dentro de la misma nación española. Y más cuando reconoce nacionalidades, que según la RAE son lo mismo que naciones. No soy juez del Tribunal Constitucional y no tengo su inmensa experiencia y sabiduría, pero no creo que el término "indisoluble unidad" sea justificación para rechazar a otras naciones en el interior de España.

Después de mucho pensar me he dado cuenta de hasta que punto es discriminatorio para los catalanes, que si se sienten una nación porque así lo aprobaron en referéndum les estén diciendo que se den una vuelta. No vivo en Cataluña así que no sé hasta que punto esto afecta e importa a los catalanes, pero me pongo en su lugar y me jodería bastante. A saber cómo acaba esto.

Crónica de la locura

Risas. Su cabeza retumba en risas. Vuelve a oler a caramelo tostado, dulce y rojizo. Y más risas. Malvadas, locas, alegres, histéricas. Euforia. ¿Qué pasa en su cabeza? ¿Quién canta?

Tiembla. Y da vueltas. Los nervios le matarán. Devora segundos con la esperanza de que se vuelvan minutos, horas, días y semanas. Pero solo son segundos. Sabe que pase lo que pase estará bien, porque aprendió a estarlo. Eso no quita que necesite una respuesta para poder respirar.

En los momentos cuerdos se ve un loco. En los demás sabe que hay algo entre el caramelo tostado. Algo dulce, encantador y divertido. Algo que que provoca risas hasta el sofoco. ¿Lo encontrará? Ojalá, pinta genial.

Duda un segundo. ¿Querrá encontrarme así? Por su cabeza recuerda a tanta gente huir. “Pero esto me esta buscando a mi" No se lo va a impedir.

Alturas



Vistas desde la cristalera del ascensor del Hotel Puerta de América de Madrid. Muy alto. No quiero bajar.

Crónica de la última duda

Oscuridad. Negro y noche se llevan bien. Son los únicos amantes que le gustan. Funcionan, son iguales, no se traicionan, se quieren. Las lágrimas arden. Esta metáfora siempre fue fascinante. Está cansado, pero, ¿cuándo no? Como siempre. Y como siempre todo vuelve a dar igual. Parece que no aprende, que le va luchar y perder.

Últimamente todo da vueltas. La prosa le secuestra. La prosa se ríe de él, él que es poesía, poesía tonta. Tan tonta. Se agota. No sabe que quiere. La mejor dama de todas le dijo que no se vende. Él empieza a entenderlo. ¿Quién lo va a querer? No se vende. No se lee. Se guarda entre cajones. ¿Y no perderé? ¿Qué seré? La dama le vuelve a responder -Nobody-. Whatever. La traición hierve. Igual es una fantasía, pero de todos modos duele.

Le quema el agua caliente. Da igual, es ese abrazo fugaz, el único que cree que tendrá. Lo cree. ¿Habrá más? Ya no quiere esperar, se ha llegado a hartar. Otro final. ¿Cuántos van? ¿Cuándo va a madurar? Él que se lo cree todo. Todo se va. Nobody. Se va a ocultar.

Siente a un nuevo mundo en la puerta. Le teme. Lo nuevo siempre nos da miedo. Se volverá a caer. No es su mundo. Su mundo es solo suyo. Aunque no fue así, cree que tocó lo nuevo con los dedos y se quemó. No quiere más, no. Nobody. Oscuridad, hazle un hogar, porque se va.

Está. ¿Se decidió? Si, pero no.

Querido Dios

Eres mi favorito. Tú, y coño, sois aquellos que me acompañáis en la eternidad. Te pido aquello que no puedo controlar, eres mi suerte. Te llamo cuando cuando algo me asombra, me asusta o me da rabia. Eres mi confesor.

Siento la divinidad corriendo por mis venas. En hormonas, el aire, en agua, en letras. Todo libre, todo loco, todo paraíso, todo eterno, todo cielo. Todo superior.

Pero no creo en ti. No creo en ti porque no. Porque no respondes a nadie. Porque hay mil cosas que no controlas. Porque no eres omnisciente ni omnipotente. Porque eres igual que yo. Y si eres igual que yo, no eres. No creaste, no hiciste, no fuiste. No existes.

Aquello que es bueno, como aquello que es malo, es fruto del azar. Eres una palabra maravillosa. Mi recurso favorito. No existes más que en cuatro letras, pero... ¿acaso hay mejor existencia que esa?

Crónica de la velocidad

El sonido penetrante del trueno le arropó. Hay personas que los temen, pero para él era una forma de anunciar luz en la oscuridad y agua en la cara. Era un aviso de algo encantador, que le atrapaba el corazón.

Se sintió afortunado por haber elegido el momento con tanto acierto y dio un familiar portazo que le introdujo en su blanca burbuja. Menos cuando cuando todo era estrés (e incluso así muchas veces también) aquello era un gran placer. Arrancar y ya.

A 120 km por hora ahora solo suena el viento. Ensordecedor y violento, no hace falta escuchar más. Aunque el frío ayuda y araña con locura, el ruido es el protagonista.

La autopista, como el cielo y como la vida es una infinita negrina. No acelera porque este en alguna carrera. Hace mucho que dejó la competición, vivir no consiste en una lista de cosas por hacer. Vivir consiste en correr por correr. Y a eso se dedica: a correr. Corre porque al correr solo corre, no hay más.

Es acelerar y acelerar. Morir de frío entre el tremendo ruido. No hay nada que pensar, ninguna razón para dar la vuelta, es todo vivir la pasión de la huida. La sociedad es una mentira por eso es maravilloso verla desaparecer en un coche que va deprisa.

Canciones felices

La Wikipedia lo llama tonti pop. Llamemos a la felicidad tontería, si gustan los académicos depresivos. Yo lo disfrutaré con la misma pasión. La Casa Azul, la cuál (diferencias incluidas) es junto con La Oreja de Van Gogh mi "sino" musical se merece mi privado y chic homenaje en este blog.

Conté que me da igual el futuro y que soy feliz con poco. Poco es, en este caso, una canción. La Casa Azul es aquello que a las 8 de la mañana cuando me subo al coche con ganas de nada, suena como si sonara en mi corazón y me pone a cantar hasta mi destino, dando sentido a mi día. Da igual lo mal que vaya todo, sus letras dulces, su ritmo alegre y un nosequé envolvente curan todo.

Es curioso porque me ha costado horrores elegirla. He escuchado la discografía entera una y otra vez, intentando encontrar la ideal. Y elegí la misma que elegí hace aproximadamente 9 meses, cuando decidí escribir esta entrada (cada entrada es un parto increíble, si). Se trata de Quiero parar.

Siempre faltan horas a mi alrededor y me intento rodear de color, me dedico a perderme en mi habitación y construir un universo de estribillos y sonidos de mellotron. Y de todo lo que pude soñar (...) sólo queda la impaciencia de saber que jamás llamaste a mi puerta. Hace algún tiempo que no estoy en ningún sitio, sólo voy y vengo y quiero parar (...) estar a tu lado, tranquilo y sonriente regresar.

Dejo un curiosísimo fanmade para escuchar.


En ocasiones me siento Heidi


Solo que yo las cabras las encuentro por la carretera mientras voy en el coche.

Mujeres

Curvas. Deliciosas, profundas y sinuosas curvas. Suaves, delicadas, con olor a cosas dulces, con sabor a nubes. Pieles eternas, blancas y morenas donde se esconde la Luna llena.

Cabellos infinitos, rubios, lacios y rizos. Pétalos aterciopelados, pecaminosos y mojados. El amor no se trata de violencia y presión, sino de caricias y calor.

Tacones, perfume, brillo de labios y telas inmensas para hacer soñar a reinas (que no princesas).

¿Es tan difícil amar a una mujer? ¿Qué es lo que no podéis ver?

La pequeña Hepburn


An education me ha sabido a té con galletas de chocolate. A esa mezcla de tarde de verano tormentosa, donde no sabes si disfrutar del olor a lluvia o sufrir el calor sobre tu cabeza. Una mezcla fascinante de si y no decorada con estilo francés.

Carey Mulligan es toda la película. Su mirada limpia, brillante y delicadamente maquillada, su pelo ordenado o no, su cuerpo en cualquier uniforme o en el mejor vestido son escena tras escena lo que te emboba en la pantalla preguntándote, ¿se puede ser más bonita? Peter Sarsgaard hace su papel, seduce con sonrisa pícara y nos lleva a un viaje al que nadie diría que no, pues conquistar es su arte y ser conquistado un vicio.

El viaje se torna delicioso, hedónico, musical, artístico y literario y cumple nuestros más preciados sueños. Pero como siempre llega la hora de volver a casa y ella nada cambia. ¿Somos quizás un poco más sabios? Que los guionistas me permitan dudarlo en este caso.

Y no hay más. Creo que merece la pena verla por eso, por verla. Quitad el sonido cuando hablen, que más da lo que dicen sobre la responsabilidad, el esfuerzo, la vida y la pasión. Mirar a Jenny vivir (que no estudiar) es lo verdaderamente apasionante. El final no le importa a nadie.

Crónica de una pena

En una de esas ocasiones frágiles, neblosas y perdidas, huele a caramelo. Caramelo tostado y dulzón como de piruletas con forma de corazón. Él, que aguanta la pena como quien sostiene una montaña de piedras, con el suficiente dolor como para no saber siquiera cuando todo se va a derrumbar sobre sus pies, piensa en otra cosa.

El olor se hace más intenso y en su cabeza suena un pop tonto cantado con más pasión de la debida. Y al cerrar los ojos, ve flores amarillas. ¿Qué sucede?

La concentración sobre lo desconocido se pierde. Su tristeza es más fuerte. Se dice a si mismo que puede, que no está cayendo en las arenas movedizas, que sabe resistirse, que todo el mundo necesita llorar a veces.

No. No llora. No lo vale. Hay mucho más. Siempre lo ha sabido, ¿por que lo siente como una novedad? Basta ya. No está. No estará. Ya está. ¿Está? ¿Seguro? ¿No había estado hace ya mucho? ¿Qué pasó?

No estaba, eso era claro. Tampoco ahora. Su forma de avanzar era poner el muro y ya, pero a veces, sin saber porqué, vuelve a pasar. Pero es más inquietante saber que no hay forma de terminar. Huir, quizás. Luchar o huir. En este caso no luchará, porque ya sabe que perderá. Ese era el problema. Volver a perder.

Encerró las lágrimas con fuerza entre los ojos, intentando cumplir esa promesa de no llorar y volvió con las flores amarillas. Estaban en algún lugar. Solo había que seguir el olor a piruleta y las ganas de cantar.

Crónica de la nada

"¿Qué hay de ti?" Entre la negrura, ella lo pregunta.

¿Qué hay de él? Él quería todo. Ahora no quiere nada. Quizás un abrazo. Uno de esos largos, que duran para siempre. O uno de esos fuertes, que matan y agreden. Ha perdido la fe. ¿Se puede vivir sin querer? No tiene nada, ni lo tendrá. Ha dejado de ser una novedad. ¿La envidia, la más sana, también mata? Tanto para mirar y tan poco para tocar. Pasarán mil años y nada cambiará. Esto no cambia. ¿Acaso le vendieron mal el cuento del Patito Feo? ¿Cuándo va a terminar esto?

Hoy sonríe, mañana también y no hay más. Notas de música decoran su mañana y nubes de colores lo hacen por la noche. En medio, burbujas, rimas y frases ingeniosas. Lo relevante deja de serlo cuando vives tanto sin ello.

"De mi no hay nada" Es aburrido escuchar siempre las mismas palabras. A las princesas no hay que torturarlas con dramas.

Hedonismo

Yo no tengo fe en el futuro, ya lo dije una vez. No significa que todo me de igual, pero no me ato a nada demasiado y asumo que todo lo que tengo puede desaparecer sin que me de cuenta incluso aunque luche por mantenerlo. La vida me ha hecho así, y no me parece algo triste, ¿sabéis por qué? Porque a día de hoy no espero nada de la vida más que una cosa: que me permita reírme siempre.

Reírme, cantar, comer chocolate, sentir la lluvia y el viento en la cara, bañarme en agua caliente, taconear, enseñar una pierna, tocarme, leer algo maravilloso, escribir algo que me creo que es maravilloso o aprender algo nuevo, desconocido y fascinante es lo que da sentido a mi existencia.

Soy hedonista, mi felicidad no se basa en un sentido, en un objetivo, en un sueño, en un amor o en una carrera (que no quita que tenga algunas de esas cosas). Mi felicidad se basa en las pequeñas cosas y a día de hoy, a no ser que me venga la regla, soy el ser más feliz del universo.

30 atardeceres

Tengo un reto. Más aquí.

Crónica del huracán

El frío es terriblemente inspirador. Todo su negro observa a la princesa pelear con el viento. Como siempre, ella va ganando. Impasible a su pelo revuelto, a sus mejillas sonrojadas y al hielo que la recorre el cuerpo, su sonrisa no se mueve del sitio en medio de una corriente comparable a la del más grande de los ríos.

Las mayores desgracias se anuncian en su cabeza, el pesimismo como nunca le rodea. Pero en esa locura huracanal, todo da un poco igual. A veces poco importa el cuerpo, poco importan los sentimientos. Nada de eso es eterno, a pesar de que tantas veces así se le ha hecho. Cuando ve todo en riesgo, cuando se imagina violado, ultrajado y medio muerto, piensa en que lo único que no quiere perder son sus ideas. En que rogaría por salvar una libreta.

La princesa le mira con picardía, disfruta provocando a las mentes más sombrías. Pero en el fondo él sabe que ella es una de tantas suertes que le ha llegado a medias. Nunca fue hombre de castillos, a día de hoy se conforma con ser un honrado campesino. Plantará frambuesas y se conformará con saber que las disfruta ella.

Ojalá no pare el vendaval, se muere por echar a volar.

Una razón para ser feminista

Que no me jodan. No somos iguales. No somos mejores, tampoco somos peores. Somos un género puteado hasta por la propia naturaleza. Y que vengan los hombres y me lo nieguen ahora.

Negadme que se nos educa para tener niños desde pequeñas, negadme que tenemos en nuestras manos la responsabilidad de dar a luz (con dolor) a todo el jodido planeta. Negadme que todos los puñeteros meses de la mayoría de nuestra vida sin comerlo ni beberlo nos toca ser otras, otras que no queremos ser, otras tristes, débiles y dolidas. ¿Vuestra vida de "hago lo que me sale de la polla total ellas me lo van a consentir siempre" es mala? Venga ya, chavales.

Nos toca estudiar lo mismo que a vosotros, trabajar lo mismo que a vosotros (a veces no nos quieren contratar no sea que nuestro instinto maternal nos nuble el sentido y se vaya a cagar la productividad), pelear lo mismo que vosotros, y encima vamos y una vez al mes nos ponemos a llorar sin razón alguna. ¿Os creéis que esto es fácil? ¿Os pensáis que es divertido ser una persona diferente sin pedirlo? ¿Nos habéis visto cara de masoquistas?

Nunca habrá igualdad, porque nosotras lo tenemos peor y eso jamás lo entenderéis y aceptaréis ya que vuestro fuerte no es la empatía. Y sí, soy radical. Las hormonas me ponen así, ¿podéis decir vosotros lo mismo, miembros del género con el control de sus propias emociones? Pues eso.

Canción lapa

No se me ha pegado. No es que no pueda parar de cantarla. No es que me chirríe. Yo quería recorrer de Nena Daconte, lleva un año en mi cabeza, devorándome por completo, haciendo acto de presencia en los momentos más inverosímiles al menos una vez por semana. Lo peor de todo es que solo se repite una frase en mi memoria "yo quería recorrer, tus labios y besar, tu boca y descorchar, mi vida juntoCursiva a ti". El "yo quería recorrer" es el más marcado y presente de todos.

Juro que no insisto en esta obsesión, que apenas escucho la canción (solo si aparece por sorpresa en la reproducción aleatoria) y que no entiendo el porque de todo esto cuando ni siquiera es un tema pegadizo. Yo que sé, será que "quería recorrer" (¿cuándo deje de querer?) o que "me inventado mil historias" y que "ya no tengo ganas de seguir". Igual es eso, igual mi cabeza quiere insistir e imponer mi pesimismo eterno (e interno) a mi optimismo externo (que vive el momento). Querido cerebro, asúmelo ya, el futuro murió antes de nacer y lo que nos queda es el delicado y momentáneo placer.

Dejo la canción, por las exigencias del guión y tal y cual.


Crónica de un rescate

La princesa se había vuelto habitual. Tan ingeniosa, tan fuera de tono, tan buena oyente, tan rebelde. Sus ojos avellana eran la paz que él nunca encontraba. Verla caminar era ver al mundo rodar, y esperarla cada noche sabiendo que no aparecería estaba siendo el peor de todos sus vicios. Todo era tan imposible, tan lejano, tan increíble.

Pero a veces, al caer el sol, sentía que tenía algún sentido aquella relación. Y no eran las promesas que no llegaban, ni los "síes", ni los "te quieros", ni aquellos vanos intentos de besos. Era poder ser príncipe, sin castillo, ni caballo, ni armadura, pero con la misma sencillez de aquellos que en los cuentos mataban a un dragón en un momento.

Puede ser que los dragones de la princesa fueran solo temibles y enormes para ella. Tal vez, es fácil saber donde encontrar a una doncella perdida en el laberinto si antes tú te perdiste en él. O quizás ni siquiera sea necesario encontrar una salida, basta simplemente con abrazar a la damisela desvalida.

¡Odiaba tanto aquel cliché! Pero cuánto amaba poder hacer de príncipe alguna que otra vez.

Sin cadenas

Si hijos míos, sigue nevando. Que alguien me regale un helicóptero que necesito salir de esta casa.

¿Y esto de dónde sale?

Ser bisexual me da acceso a una información quizás irrelevante para muchos pero terriblemente interesante para mí, que siempre me intrigó si la tendencia sexual la traemos de casa, nos la crea el ambiente, o directamente nos la inventamos nosotros mismos como quien se inventa su propio peinado (tan absurdo creer esto último).

En mi caso tengo sumamente claro que todo lo que soy no lo he elegido, pero tampoco me viene del parto, todo lo que soy es lo que he vivido. Siempre supe que lo que yo fuera iba a estar bien. Con el tiempo descubrí que, hedonista de mí, la carne, supiera a tierra o a flores de campo (toma topicazo) me encantaba. Y de eso, a darme cuenta de que hombres y mujeres eran irrelevantes en un mercado en el que no me cuenta nada más que olor, piel, pelo y cerebro no había nada. Creo que saber que podía gustarme todo me ayudo a descubrir que me gustaba todo, quizás si hubiera estado censurada nunca lo hubiera asumido. Soy hedonista (no sé porqué) y eso hace el resto, así que quizás ser bisexual simplemente vaya con mi carácter. Me intriga que opinan el resto de bisexuales y homosexuales de esto.

Es curioso como las hormonas nos hacen evolucionar de que en la infancia un beso de cine nos de asco hasta que años más tarde nos matemos por acabar en la cama con alguien.

Bueno, no todos. No sé si alguno de vosotros tendrá entre sus amigos uno de esos espécimenes antinaturales y extraños a los que no les interesa el sexo. Son los llamados "asexuales" y curiosamente he visto solo hombres en esta categoría. Tipos que muestran total indiferencia (no quiero incluir a los que muestran asco, porque quizás ahí haya cierta represión) por el sexo. Es alucinante, de verdad, es como si me dices que a alguien no le interesa comer. ¿Será verdad que son asexuales o solo es una pose tímida, reservada, reprimida o vete tú a saber qué?

Domingueros

Además de "vivir" en un pueblo, vivo en un pueblo de la sierra madrileña. Esto es, que mientras los fines de semana yo me dedico a viajar hasta la capital (osease, la civilización) el resto de la población de la capital se dedica a subir a mi pueblo en busca del aire puro que no tiene Madrid. Sumando a que la carretera que lleva a mi casa es camino de procesión religiosa, ermita, parque, chalets y buenas vistas, salir un domingo se convierte en un reto.

La carretera está copada por los ciclistas, que llevo toda la vida pensando que son unos suicidas, porque que me cuenten a mi si no se pueden ir a pedalear a zona con más curvas y menos seguridad. Os aseguro que no son ni uno ni dos, un domingo por la mañana no he terminado de adelantar a uno cuando ya estoy viendo a otro.

La gente que camina por los laterales de la carretera tampoco se tiene mucho aprecio a si misma. Cruzan en donde menos visibilidad hay (el chiste es que un par de metros después tienen un paso de cebra) y van sin mirar y sin controlar al perro/niño/bicho irresponsable que traen consigo.

Por si fuera poco los coches tampoco van muy inspirados. Entre el abuelo que va haciendo zigzag porque no ve y el que juega al rally vete tu a saber porque puedes esperaste cualquier cosa. Sin olvidar a las estrellas del asfalto, quarks y motos, alias "molo y por eso voy como me place".

¿En serio los sábados por la noche son el punto negro de las carreteras? Será que los domingos por la mañana Dios escucha las misas, se siente culpable por tocarse tanto el pie y nos protege a todos un rato, porque sino no me lo explico.

Tiana y el Príncipe

Había oído tantas halagos para "Tiana y el sapo" que me moría por saber si realmente Disney iba a dejar de estafar a las niñas realmente, o lo de la princesa independiente era una artimaña publicitaria. Segundos después de terminar la película, os voy a lanzar el spoiler y la realidad: una vez más, Disney enseña la lección equivocada.

No sé quién es el genio que se creía que el error de las películas Disney era decirle a las niñas que el único objetivo en la vida debía ser casarse con un príncipe. No digo que no sea ese el error, pero es que hay mucho más junto a esa idea y todo ese mucho más está aún en Tiana. Es una princesa pobre con sueños, lucha por ellos, cree que el trabajo es lo esencial y no está interesada en buscar marido como su antagonista (Lottie), pero, la moraleja de la historia es: lo que necesitas, no es lo que quieres, lo que quieres es un restaurante, lo que necesitas es UN PRÍNCIPE. Tiana se casa con el príncipe (que por cierto de la noche a la mañana pasa de mujeriego a enamorado, otra terrible lección para las niñas: enamórale y cambiará) y únicamente consigue su restaurante cuando se ha casado y él (aquel tipo vago que no sabe mi picar una seta) la ayuda.

Dejarme que me ría. La princesa será negra (tras 45 años desde la aprobación de los derechos de los negros en EE.UU. creo que ya era hora, no celebremos algo que llega MUY tarde), la princesa querrá un restaurante y la princesa querrá trabajar, pero la realidad es que hasta que no tiene al príncipe no logra nada de eso y que todo el mundo la dice que debe tener un príncipe a su lado. Me siento tan estafada. Nada cambia en este mundo de valores superfluos e irreales, las niñas seguirán muriendo por un príncipe, sin saber que los príncipes no existen.

Crónica de una película

"Es como el psicópata que me susurra al oído, no me dice nada pero descubre todo. Me siento en El Silencio de los Corderos, con aquella famosa frase de susurrante locura ‹‹Buenas noches, Clarice››. Me siento Clarice"

Ella no pudo evitar reírse. Clarice. Clarice fuerte, Clarice valiente, Clarice maduro, Clarice vestido de negro. Él también sabía que todo aquello era una tontería, pero en su interior tenía terror. Las cosas habían perdido el sentido hace mucho y cada vez se tornaban más absurdas, pero sobretodo más dementes.

En la peor de las situaciones todo le daba igual. A veces sentía que tenía muy poco que perder. Ni siquiera la princesa terminaba de ser su princesa, ni el proyecto de castillo encontraba sus ladrillos. Quería una y mil cosas y no iba en camino hacia ninguna. Pero una vez más, eso no era novedad. Quizás por eso no importaba si Hannibal aparecía y directamente se lo comía.

El problema era que el morbo no se encontraba en comerse a Clarice, sino en que dejara de sonreír. Y lo lograba, por algo ahora aquellos ojos aterrorizado miraba. La princesa, que no le dejaba catar su boca de fresa, soltó una maléfica carcajada y quitó fuerza a sus palabras. Él se quitó el vestido de Clarice y dejó de discutir. ¿Por qué sentía que le quedaban mil batallas peores en su vida? "¿Peores? Oh, Hannibal, acaba con esta agonía".

Orgía Brontiana

A pesar de los miles (bueno, igual exagero) de libros que me han mandado leer en mi maravillosa y protofantástica carrera de filóloga inglesa, tuvo que llegar Jane Eyre, las ganas de desconectar y un estilo literario terriblemente adictivo (el de Charlotte Brontë) para que yo lea, de principio a fin, una lectura obligatoria de la facultad. Y no ha sido fácil, ¿eh? El librito se las trae de largo. Que nadie se llame a engaño creyendo que me lo he leído en inglés, eso ya es mucho pedir para semejante novela y mente perezosa.

Bueno, iba yo a hablar del libro. Es increíble como una historia tan llena de paja, represión y buenas maneras enganche tanto. Será que siempre está pasando algo, será ese punto de misterio que aparece a mediados de libro o serán las ganas de saber que le sucede a un personaje tan complejo y a la vez tan tonto, pero el libro se deja leer. Empiezan aquí los spoilers (aunque muy lights).

Jane, muchacha rebelde e incomprendida, acaba siendo mujer estricta consigo misma, de principios románticos (y, aunque parezca contradictorio, religiosos y morales) hasta la médula pero sin perder las ansias de libertad infantil. Vivir los diez años de un personaje maltratado por el destino, pero a la vez tan estoico y resignado, hace reflexionar sobre que clase de orgía imaginativa y filosófica vivieron las hermanas Brontë.

El caos moral, amoroso y social que se presenta tanto en Jane Eyre como en Cumbres Borrascosas (de Emily Brontë) no deja lugar al análisis de detalles estilísticos (las escenas góticas, los paisajes naturales, las eternas descripciones o los diálogos absurdos -gran defecto de Jane Eyre, muchos diálogos no tienen ni pies ni cabeza-). Las Brontë o veían telenovelas mexicanas (wtf?) o habían visto más mundo del que aparentaban.

El equilibrio de las descargas

Con Internet han topado. Cómo se nota que la ministra es de la "industria", que a ella la invitan a los estrenos de cine y no sabe que cada entrada ya vale más que un menú del día. Sino, no se habría metido en este berenjenal: angelico mío, esto acaba de empezar y lo vas a pasar mal. Evaluemos el peliagudo tema, y empezamos con el contador a cero (0).

Llegan tarde (como siempre, que de verdad parecemos tontos, tanto tiempo en el planeta y todavía no vemos venir los problemas) los intentos para frenar una industria (la del cine y la de la música) que ya está abocada al necesario cambio y adaptación a Internet, cambio que como cada vez que hace falta un cambio se hará mal, a regañadientes y aumentando las eternas listas del paro españolas (que no avanzan por estas cosas, porque no somos capaces de adaptarnos). En fin, mi argumento número uno es: sí, la industria está en crisis (¡que novedad!), las descargas han cambiado el mercado, y eso traerá desempleo (y no precisamente desempleo para los cantantes y productores ricos, sino para el que trae cafés en la discográfica, que a menos ganancias por ventas, más recorte de personal). Menos uno (-1) para Internet.

Ahora, que no nos estafe nadie. Cada dos por tres vemos a un artista llevarse discos de oro, plata, platino, diamante y diversas joyerías por super ventas en cedés. Los récords de recaudación de las películas cada vez dan más miedo (más miedo incluso que lo que cuesta hacerlas). ¿Qué crisis es esta? Los precios, desde luego, son de crisis, de crisis histérica que te da de pagarlos, tanto en cine, como en música como en literatura. ¿Son esos precios reales o quién no debe se lucra con ellos, como pasa con los canons-hasta-para-mear de SGAE? ¿Es la inflación o las ganas de forrarse antes de que se les acabe el chollo? Sinceramente, y conociendo poco o nada la industria, me da que las ganancias están muy mal repartidas y no hay ninguna reinversión de las mismas en la industria (especialmente en la música, que realmente la necesita, ojalá dejen de gastar en abogados para ir contra la descargas y empiecen a pagar creativos que busquen soluciones al problema). Menos uno para Sinde (-1) y estamos empate.

Aquí, quién más quién menos es creador. Todos escribimos, componemos, fotografiamos, pintamos y demás actividades con pasión, y el sueño de muchos es vivir de ello. Que nuestras creaciones nos den de comer. Es lo justo, lo que la sociedad en la que vivimos nos ha enseñado, y lo que toca hasta que a Chávez se le crucen los cables, saque a los ejércitos y se instaure el comunismo. Estoy segura, además, de que pagamos con gusto por aquello que nos apasiona, ¿quién no quiere dar dinero a los artífices de esa canción que nos hizo enamorarnos? ¿porqué lo pagamos entonces? Quizás porque en este país el pícaro es el rey, se presume de ser obtener las cosas de gratis al margen de la moralidad, nos gusta ir contra las normas (que no las leyes, sino las normas no escritas del mercado y la sociedad) y disfrutamos estafando hasta a nuestro mejor amigo. Dejemos de ser tan hipócritas, mucha cultura libre pero bien que vivimos con fervor el capitalismo. Menos dos (-2) para Internet y para todo el país, que si dejáramos de defraudar a Hacienda y al INEM, las cosas nos irían mucho mejor.

Las webs de enlaces son mis fuentes de ocio, ¿porqué? Porque yo no tengo acceso a un televisor. Si quiero ver un programa de TV, me hago amante de las webs de la cadena que lo produce (que gracias a la TDT empiezan a subir todo a Internet) y si quiero ver una serie (en versión original subtitulada, obviamente) me voy a una web de descargas, y me la bajo. No me puedo comprar el DVD porque todavía no ha salido. No la puedo ver en la tele, porque además de que no tengo tele, hay muchas series que no llegan o llegan muy tarde a la tele. ¡Qué de cosas nos vamos a perder si no se pueden bajar más series! Qué poco inglés vamos a aprender, by the way. Las webs de descargas no solo traen música y películas gratis, sino series y películas que nunca llegan a España y versiones originales que no se ven en el cine (porque a los cines VOS llegan la mitad de los estrenos) [y aquí me planto, que si hay que a dar hostias a una industria absurda es a la del doblaje, que limita y destruye producciones originales -pero eso lo dejo para otro día-], descargar amplía nuestra visión del ocio, lo que tenemos nos limita, no prohibamos el multiculturalismo, por favor. Menos dos (-2) para Sinde y más mil para sean los usuarios los que decidan que ver y no los productores y directivos de cine y televisión.

Y esto, para mí es un empate (2-2) entre unos y otros. No hay una solución sencilla. Internet es un vacío legal eterno, su globalidad hace que sea imposible controlar lo que sucede en él. Pero su globalidad es la que nos hace más cercanos a lo que antes era inalcanzable, la que nos enseña lo que hace años no podríamos saber y la que nos hace crecer y mejorar hasta límites insospechados. A la hora de definir que es legal y que no en Internet no podemos depender de un gobierno de un país, es momento de unirse entre todos y garantizar que los derechos básicos (y no entraré en cuáles son esos) no se vulneran en Internet, pero despacito y con buena letra, sin censuras. La industria creativa debe cambiar y dejar de ser para ricos sin hacerse gratuita, el cómo debe buscarlo ella misma, o morirá en la gratuidad en la que se está abocando por momentos pero que no se moleste en buscar la solución en una ley, porque no lo logrará.

La ley Sinde es una locura en todos los sentidos, puesto que no solo está llena de ambigüedad (y con ello de arbitrariedad) sino también es una batalla perdida porque esta guerra ya está ganada, el poder lo tienen los usuarios, ya que al margen de las leyes, ellos son crítica, creación, consumidor y voz y no hay usuarios más cultos, creativos e inteligentes que los de Internet. No tengo ninguna duda en que obtendrán lo que quieren, solo espero que no sean irrealistas con sus reclamos (cómo está empezando a verse). Que la naturaleza reparta energía para tanta pelea dialéctica a la que me niego a sumarme, podéis estar o no de acuerdo, yo estoy dividida, por lo tanto cierro aquí el debate.

Posdata: ¿Ramoncín tiene vida?

Cómo quitar la nieve (o cómo hacer el idiota con ella)


Si alguien se lo pregunta, no, no logré quitar la nieve.

De mayor graffitera




Porque fotógrafa a la vista está que no, la verdad. Eso sí, graffitera de la nieve que es mucho menos chungo y más ecológico.