Crónica del huracán

El frío es terriblemente inspirador. Todo su negro observa a la princesa pelear con el viento. Como siempre, ella va ganando. Impasible a su pelo revuelto, a sus mejillas sonrojadas y al hielo que la recorre el cuerpo, su sonrisa no se mueve del sitio en medio de una corriente comparable a la del más grande de los ríos.

Las mayores desgracias se anuncian en su cabeza, el pesimismo como nunca le rodea. Pero en esa locura huracanal, todo da un poco igual. A veces poco importa el cuerpo, poco importan los sentimientos. Nada de eso es eterno, a pesar de que tantas veces así se le ha hecho. Cuando ve todo en riesgo, cuando se imagina violado, ultrajado y medio muerto, piensa en que lo único que no quiere perder son sus ideas. En que rogaría por salvar una libreta.

La princesa le mira con picardía, disfruta provocando a las mentes más sombrías. Pero en el fondo él sabe que ella es una de tantas suertes que le ha llegado a medias. Nunca fue hombre de castillos, a día de hoy se conforma con ser un honrado campesino. Plantará frambuesas y se conformará con saber que las disfruta ella.

Ojalá no pare el vendaval, se muere por echar a volar.

Una razón para ser feminista

Que no me jodan. No somos iguales. No somos mejores, tampoco somos peores. Somos un género puteado hasta por la propia naturaleza. Y que vengan los hombres y me lo nieguen ahora.

Negadme que se nos educa para tener niños desde pequeñas, negadme que tenemos en nuestras manos la responsabilidad de dar a luz (con dolor) a todo el jodido planeta. Negadme que todos los puñeteros meses de la mayoría de nuestra vida sin comerlo ni beberlo nos toca ser otras, otras que no queremos ser, otras tristes, débiles y dolidas. ¿Vuestra vida de "hago lo que me sale de la polla total ellas me lo van a consentir siempre" es mala? Venga ya, chavales.

Nos toca estudiar lo mismo que a vosotros, trabajar lo mismo que a vosotros (a veces no nos quieren contratar no sea que nuestro instinto maternal nos nuble el sentido y se vaya a cagar la productividad), pelear lo mismo que vosotros, y encima vamos y una vez al mes nos ponemos a llorar sin razón alguna. ¿Os creéis que esto es fácil? ¿Os pensáis que es divertido ser una persona diferente sin pedirlo? ¿Nos habéis visto cara de masoquistas?

Nunca habrá igualdad, porque nosotras lo tenemos peor y eso jamás lo entenderéis y aceptaréis ya que vuestro fuerte no es la empatía. Y sí, soy radical. Las hormonas me ponen así, ¿podéis decir vosotros lo mismo, miembros del género con el control de sus propias emociones? Pues eso.

Canción lapa

No se me ha pegado. No es que no pueda parar de cantarla. No es que me chirríe. Yo quería recorrer de Nena Daconte, lleva un año en mi cabeza, devorándome por completo, haciendo acto de presencia en los momentos más inverosímiles al menos una vez por semana. Lo peor de todo es que solo se repite una frase en mi memoria "yo quería recorrer, tus labios y besar, tu boca y descorchar, mi vida juntoCursiva a ti". El "yo quería recorrer" es el más marcado y presente de todos.

Juro que no insisto en esta obsesión, que apenas escucho la canción (solo si aparece por sorpresa en la reproducción aleatoria) y que no entiendo el porque de todo esto cuando ni siquiera es un tema pegadizo. Yo que sé, será que "quería recorrer" (¿cuándo deje de querer?) o que "me inventado mil historias" y que "ya no tengo ganas de seguir". Igual es eso, igual mi cabeza quiere insistir e imponer mi pesimismo eterno (e interno) a mi optimismo externo (que vive el momento). Querido cerebro, asúmelo ya, el futuro murió antes de nacer y lo que nos queda es el delicado y momentáneo placer.

Dejo la canción, por las exigencias del guión y tal y cual.


Crónica de un rescate

La princesa se había vuelto habitual. Tan ingeniosa, tan fuera de tono, tan buena oyente, tan rebelde. Sus ojos avellana eran la paz que él nunca encontraba. Verla caminar era ver al mundo rodar, y esperarla cada noche sabiendo que no aparecería estaba siendo el peor de todos sus vicios. Todo era tan imposible, tan lejano, tan increíble.

Pero a veces, al caer el sol, sentía que tenía algún sentido aquella relación. Y no eran las promesas que no llegaban, ni los "síes", ni los "te quieros", ni aquellos vanos intentos de besos. Era poder ser príncipe, sin castillo, ni caballo, ni armadura, pero con la misma sencillez de aquellos que en los cuentos mataban a un dragón en un momento.

Puede ser que los dragones de la princesa fueran solo temibles y enormes para ella. Tal vez, es fácil saber donde encontrar a una doncella perdida en el laberinto si antes tú te perdiste en él. O quizás ni siquiera sea necesario encontrar una salida, basta simplemente con abrazar a la damisela desvalida.

¡Odiaba tanto aquel cliché! Pero cuánto amaba poder hacer de príncipe alguna que otra vez.

Sin cadenas

Si hijos míos, sigue nevando. Que alguien me regale un helicóptero que necesito salir de esta casa.

¿Y esto de dónde sale?

Ser bisexual me da acceso a una información quizás irrelevante para muchos pero terriblemente interesante para mí, que siempre me intrigó si la tendencia sexual la traemos de casa, nos la crea el ambiente, o directamente nos la inventamos nosotros mismos como quien se inventa su propio peinado (tan absurdo creer esto último).

En mi caso tengo sumamente claro que todo lo que soy no lo he elegido, pero tampoco me viene del parto, todo lo que soy es lo que he vivido. Siempre supe que lo que yo fuera iba a estar bien. Con el tiempo descubrí que, hedonista de mí, la carne, supiera a tierra o a flores de campo (toma topicazo) me encantaba. Y de eso, a darme cuenta de que hombres y mujeres eran irrelevantes en un mercado en el que no me cuenta nada más que olor, piel, pelo y cerebro no había nada. Creo que saber que podía gustarme todo me ayudo a descubrir que me gustaba todo, quizás si hubiera estado censurada nunca lo hubiera asumido. Soy hedonista (no sé porqué) y eso hace el resto, así que quizás ser bisexual simplemente vaya con mi carácter. Me intriga que opinan el resto de bisexuales y homosexuales de esto.

Es curioso como las hormonas nos hacen evolucionar de que en la infancia un beso de cine nos de asco hasta que años más tarde nos matemos por acabar en la cama con alguien.

Bueno, no todos. No sé si alguno de vosotros tendrá entre sus amigos uno de esos espécimenes antinaturales y extraños a los que no les interesa el sexo. Son los llamados "asexuales" y curiosamente he visto solo hombres en esta categoría. Tipos que muestran total indiferencia (no quiero incluir a los que muestran asco, porque quizás ahí haya cierta represión) por el sexo. Es alucinante, de verdad, es como si me dices que a alguien no le interesa comer. ¿Será verdad que son asexuales o solo es una pose tímida, reservada, reprimida o vete tú a saber qué?

Domingueros

Además de "vivir" en un pueblo, vivo en un pueblo de la sierra madrileña. Esto es, que mientras los fines de semana yo me dedico a viajar hasta la capital (osease, la civilización) el resto de la población de la capital se dedica a subir a mi pueblo en busca del aire puro que no tiene Madrid. Sumando a que la carretera que lleva a mi casa es camino de procesión religiosa, ermita, parque, chalets y buenas vistas, salir un domingo se convierte en un reto.

La carretera está copada por los ciclistas, que llevo toda la vida pensando que son unos suicidas, porque que me cuenten a mi si no se pueden ir a pedalear a zona con más curvas y menos seguridad. Os aseguro que no son ni uno ni dos, un domingo por la mañana no he terminado de adelantar a uno cuando ya estoy viendo a otro.

La gente que camina por los laterales de la carretera tampoco se tiene mucho aprecio a si misma. Cruzan en donde menos visibilidad hay (el chiste es que un par de metros después tienen un paso de cebra) y van sin mirar y sin controlar al perro/niño/bicho irresponsable que traen consigo.

Por si fuera poco los coches tampoco van muy inspirados. Entre el abuelo que va haciendo zigzag porque no ve y el que juega al rally vete tu a saber porque puedes esperaste cualquier cosa. Sin olvidar a las estrellas del asfalto, quarks y motos, alias "molo y por eso voy como me place".

¿En serio los sábados por la noche son el punto negro de las carreteras? Será que los domingos por la mañana Dios escucha las misas, se siente culpable por tocarse tanto el pie y nos protege a todos un rato, porque sino no me lo explico.