El viento le arrastra. Pesa la vida, pesa el camino, pero de igual modo; el viento, le arrastra. Graniza, llueve, nieva y la ventisca le lleva. Le quita el abrigo, le quita el calor y le quita el frío. Anda cansado, así que mientras se deja llevar, se pone a cantar.

Cuando lleva dos estrofas, comienza a llorar. Se da cuenta de que tiene el corazón roto en tres pedazos. De que tuvo y perdió. De que camina y sueña con lo que sabe que será un no. De que vive con un odio protector, que es el peor amor. Llora porque no quiere nada de eso, porque no puede vivir sin sus sueños, porque perder mata, porque quién le dio la vida le daña.

Sabe que se engañó. Se tiñó de colores, pero en cada color, una mentira escondió.