Crónica de una pena

En una de esas ocasiones frágiles, neblosas y perdidas, huele a caramelo. Caramelo tostado y dulzón como de piruletas con forma de corazón. Él, que aguanta la pena como quien sostiene una montaña de piedras, con el suficiente dolor como para no saber siquiera cuando todo se va a derrumbar sobre sus pies, piensa en otra cosa.

El olor se hace más intenso y en su cabeza suena un pop tonto cantado con más pasión de la debida. Y al cerrar los ojos, ve flores amarillas. ¿Qué sucede?

La concentración sobre lo desconocido se pierde. Su tristeza es más fuerte. Se dice a si mismo que puede, que no está cayendo en las arenas movedizas, que sabe resistirse, que todo el mundo necesita llorar a veces.

No. No llora. No lo vale. Hay mucho más. Siempre lo ha sabido, ¿por que lo siente como una novedad? Basta ya. No está. No estará. Ya está. ¿Está? ¿Seguro? ¿No había estado hace ya mucho? ¿Qué pasó?

No estaba, eso era claro. Tampoco ahora. Su forma de avanzar era poner el muro y ya, pero a veces, sin saber porqué, vuelve a pasar. Pero es más inquietante saber que no hay forma de terminar. Huir, quizás. Luchar o huir. En este caso no luchará, porque ya sabe que perderá. Ese era el problema. Volver a perder.

Encerró las lágrimas con fuerza entre los ojos, intentando cumplir esa promesa de no llorar y volvió con las flores amarillas. Estaban en algún lugar. Solo había que seguir el olor a piruleta y las ganas de cantar.

Crónica de la nada

"¿Qué hay de ti?" Entre la negrura, ella lo pregunta.

¿Qué hay de él? Él quería todo. Ahora no quiere nada. Quizás un abrazo. Uno de esos largos, que duran para siempre. O uno de esos fuertes, que matan y agreden. Ha perdido la fe. ¿Se puede vivir sin querer? No tiene nada, ni lo tendrá. Ha dejado de ser una novedad. ¿La envidia, la más sana, también mata? Tanto para mirar y tan poco para tocar. Pasarán mil años y nada cambiará. Esto no cambia. ¿Acaso le vendieron mal el cuento del Patito Feo? ¿Cuándo va a terminar esto?

Hoy sonríe, mañana también y no hay más. Notas de música decoran su mañana y nubes de colores lo hacen por la noche. En medio, burbujas, rimas y frases ingeniosas. Lo relevante deja de serlo cuando vives tanto sin ello.

"De mi no hay nada" Es aburrido escuchar siempre las mismas palabras. A las princesas no hay que torturarlas con dramas.

Hedonismo

Yo no tengo fe en el futuro, ya lo dije una vez. No significa que todo me de igual, pero no me ato a nada demasiado y asumo que todo lo que tengo puede desaparecer sin que me de cuenta incluso aunque luche por mantenerlo. La vida me ha hecho así, y no me parece algo triste, ¿sabéis por qué? Porque a día de hoy no espero nada de la vida más que una cosa: que me permita reírme siempre.

Reírme, cantar, comer chocolate, sentir la lluvia y el viento en la cara, bañarme en agua caliente, taconear, enseñar una pierna, tocarme, leer algo maravilloso, escribir algo que me creo que es maravilloso o aprender algo nuevo, desconocido y fascinante es lo que da sentido a mi existencia.

Soy hedonista, mi felicidad no se basa en un sentido, en un objetivo, en un sueño, en un amor o en una carrera (que no quita que tenga algunas de esas cosas). Mi felicidad se basa en las pequeñas cosas y a día de hoy, a no ser que me venga la regla, soy el ser más feliz del universo.

30 atardeceres

Tengo un reto. Más aquí.