Canción europea

Twitteé Eurovisión hasta que Twitter decidió que hablo demasiado (se entera ahora) y me dijo que se acabó.

Diga lo que diga la envidiosa y mala perdedora de Soraya, este chico es ideal. Un niño mono, claro que sí, pero... ¿no son todos modelos en ese concurso? ¿no es ella también una imagen, una modelo rubia de largas piernas? Increíblemente delgada, por cierto, que yo la recuerdo de Eurovisión y no estaba así.

Una canción pegadiza, una puesta en escena curiosa, un violín y un niño mono, que han superado el record de votos en el festival de la canción europea, que cada día tiene menos audiencia y es más aburrido. Él y poco más fueron la nota de color en un mar de rubias, buenorros, fondos azules y canciones de estilo "me desesperas".

La letra es fantástica también, porque love is a Fairytale. Ahí os le dejo, eso sí, es mío.

Políticos

Había pensado hacer una pequeña crónica del Debate sobre El Estado de la Nación, pero no he podido ver tanto como me hubiera gustado del mismo y las conclusiones de unos y de otros me han dejado un poco fría, así que no será esta vez. Pero me he parado a pensar, mientras oía con sorpresa como Rajoy decía a los socialistas que no saben leer, que valoramos muy poco a los políticos. A unos y a otros.

Los políticos se pasan la vida peleando por diversas cosas de escaso interés y utilidad para el ciudadano, llevándose continuamente la contraria, generando conflictos constantemente. Los políticos se aprovechan de su posición para tener beneficios, conseguir regalos y amasar grandes sumas de dinero. A veces les pillan, otras no. Los políticos siempre dicen las mismas cosas, siempre defienden los mismos intereses partidistas, siempre buscan ganar votos y no ganar soluciones a los problemas estatales. El Parlamento, es un gallinero.

¿Qué tal el retrato? ¿Exagerado? No lo creo, es lo que se oye en la calle y lo que todos creen, piensan y comentan. Pero mi realidad es otra.

Imaginad un mundo sin partidos políticos (ni siquiera uno totalitario), un mundo en donde el gobierno (ese al que culpamos de todo lo que sucede) no existiera. Nos veo viviendo en cuevas, muriendo a los treinta, comiendo conejos asados en una hoguera. Sin libros, sin internet, sin ciencia. Desconociendo aquello que está lejos de nosotros, desconociendo nuestro potencial y todo aquello asombroso que somos capaces de crear.

La organización política es lo que nos ha hecho evolucionar de un modo u otro, aunque ésta fuera autoritaria. La organización política mantiene el Estado del Bienestar, ese que asegura educación, infraestructuras, sanidad, libertad y derechos, ese que nos permite avanzar, generar e ir más allá.

No es perfecta. Está llena de corrupción, abuso, egocentrismo y estupidez, las cuales permiten que aún no todos en el mundo puedan disfrutar de las mismas cosas, que aún mueran de hambre muchos de los que viven en el planeta. Pero aquellos que me leen hoy, me leen en parte gracias a los políticos de la historia. Escribo en parte gracias a ellos, y sólo por eso, me lo pensaré un poco antes de culparles de todo, de quejarme de todas sus acciones.

El jardín de los enanitos


Lo que se puede encontrar paseando por la calle.


Crónica del horror

El sol le da de lleno en la cabeza. Se derrite, cual bombón de chocolate, encerrado en un gran coche blanco. Dicen que el negro da más calor, pero el calor es pasajero. El negro, en cambio, es un fiel e indispensable aliado.

Cierra los ojos porque está cansado, y le duele terriblemente la cabeza. Quiere dormir y no tener más pesadillas.

En el suelo, escondida una esquina, las lágrimas resbalan por su rostro angelical. Se siente tan pequeña. "¿Cómo he llegado aquí?" Se pregunta. Tan segura, tan grande, tan sonriente, tan feliz. Y ahora no soy nada. Pequeña, escondida, asustada, dolorida. Él era el amor de su vida. Él la quería, él la aceptaba, la adoraba. Al fin había encontrado alguien así, al fin estaba en paz con su niña, su princesa interna.

Pero nada tenía sentido ya. Y pensar que ella era la reina de las fantasías. Todo tenía gancho, todo era sexual, todo era un gran plan en su cabeza. Hablar era tan fácil. Tanto cómo creerselo, se decía para justificar el aceptar una y otra vez cosas inaceptables ¿Cuándo una fantasía se volvió una perversión? ¿Cuándo dejarse llevar se volvió una insensatez? Me desea, se decía. Qué goloso era ser deseada. Ser deseada la había tirado por unas escaleras. Ser deseada había roto el vestido azul. Ser deseada había quemado sus tirabuzones. Era tan deseada que el labio le sangraba.

Pero estaba claro que no la deseaba. Sus silenciosas lágrimas seguían brotando, escociendo como brasas en la cara. La miraba con lujuria, cómo nunca había sido mirada. No podía evitar ir tras de él, tras su loca pasión, tras sus extraños juguetes, tras sus escenas pornográficas. Y cuando abrió los ojos, y quiso decir no, se cayó por la escalera.

Discutir en un sitio así no era bueno, se dijo. Uno se despista y tropieza. Uno se despista y tropieza. Tropieza. Tropieza. Tropieza. Lo repetía mucho, he tropezado. Primero se cayó, luego el vestido se enganchó con el reloj. Se enganchó y se rasgó. No fue intencionado, lo dijo él y ella le creyó. Discutir en la cocina tampoco era bueno. Una sartén ardiendo puede saltar y caerte en la cabeza. Gajes del cocinero, se dijo. Era culpa suya por dejarle cocinar, y luego ir a meterse en lo que hacía. Cocinaba para ella, porque quería disculparse por lo del vestido. Era bueno. Una gota salada rodó hasta su boca y se mezcló entre la sangre roja. Ya no.

Abrió los ojos de repente y el sol le deslumbró. Qué horrible calor. Volvió a cerrar los ojos, tratando de no ver su pasado fracasado, su presente frustrado y su futuro aterrador. Simplemente, quería dormir, y si era posible, no despertar.