Había pensado hacer una pequeña crónica del Debate sobre El Estado de la Nación, pero no he podido ver tanto como me hubiera gustado del mismo y las conclusiones de unos y de otros me han dejado un poco fría, así que no será esta vez. Pero me he parado a pensar, mientras oía con sorpresa como Rajoy decía a los socialistas que no saben leer, que valoramos muy poco a los políticos. A unos y a otros.

Los políticos se pasan la vida peleando por diversas cosas de escaso interés y utilidad para el ciudadano, llevándose continuamente la contraria, generando conflictos constantemente. Los políticos se aprovechan de su posición para tener beneficios, conseguir regalos y amasar grandes sumas de dinero. A veces les pillan, otras no. Los políticos siempre dicen las mismas cosas, siempre defienden los mismos intereses partidistas, siempre buscan ganar votos y no ganar soluciones a los problemas estatales. El Parlamento, es un gallinero.

¿Qué tal el retrato? ¿Exagerado? No lo creo, es lo que se oye en la calle y lo que todos creen, piensan y comentan. Pero mi realidad es otra.

Imaginad un mundo sin partidos políticos (ni siquiera uno totalitario), un mundo en donde el gobierno (ese al que culpamos de todo lo que sucede) no existiera. Nos veo viviendo en cuevas, muriendo a los treinta, comiendo conejos asados en una hoguera. Sin libros, sin internet, sin ciencia. Desconociendo aquello que está lejos de nosotros, desconociendo nuestro potencial y todo aquello asombroso que somos capaces de crear.

La organización política es lo que nos ha hecho evolucionar de un modo u otro, aunque ésta fuera autoritaria. La organización política mantiene el Estado del Bienestar, ese que asegura educación, infraestructuras, sanidad, libertad y derechos, ese que nos permite avanzar, generar e ir más allá.

No es perfecta. Está llena de corrupción, abuso, egocentrismo y estupidez, las cuales permiten que aún no todos en el mundo puedan disfrutar de las mismas cosas, que aún mueran de hambre muchos de los que viven en el planeta. Pero aquellos que me leen hoy, me leen en parte gracias a los políticos de la historia. Escribo en parte gracias a ellos, y sólo por eso, me lo pensaré un poco antes de culparles de todo, de quejarme de todas sus acciones.