Se hizo dulce porque le gustaba el chocolate. Se hizo picante porque necesitaba adaptarse. Se hizo ver porque de otra forma no podía ser. Y puede que eso ahora le este en contra, pero no importa. El mundo no empieza ni termina en una cama vacía.
Las hojas del otoño le caen heladas en la cabeza mientras el se enamora de sus caderas. Pisa blanco encantado, pensando en lo mucho que le gusta el suelo congelado. Él, siempre tan caliente, sabe que más calor le sofoca y por eso ama el invierno.
Y después de tanto invierno, no se imagina una primavera. La ve rara, demasiado tonta y enamorada. Se sabe cuidar a si mismo como nadie y por eso prefiere ese nadie. Y si alguna vez aparece alguien tendrá que entenderlo. Él es demasiado uno para ser dos.
2 comentarios:
Me encanta.
Me Encanta Que La Gente Se Exprese De Esa Manera !
Publicar un comentario