Hay momentos en los que me sale esa vena rebelde adolescente que escondí cuando cambié de carrera en la facultad. Este uno de ellos. Debo confesar, que mi vena rebelde es lo "anti-rebelde". Es decir, yo siempre fui de las que insultaba a los que se iban de botellón y faltaban a clase. Miraba mal a todo el que bebía o rompía alguna norma. Alguno me dirá que no era una rebelde, era una amargada. Pero yo, que me conozco mejor que nadie, sé que era una rebelde. La mayoría de la gente de mi edad, bebía, por lo que yo, tenía que llevarles la contraria, y generar el conflicto. Era tan intolerante como ellos, desde luego, pero jamás quise ser ellos ni era una amargada. Salía y disfrutaba de otras cosas que me hacían ser muy feliz.

Y lo sigo haciendo. Sigo siendo feliz, saliendo siempre que quiero y haciendo aquello que quiero (si el dinero me da para ello). Creo que aquellos que me conocen en persona dan fe de que yo soy feliz, ¿no? ¿me río mucho? (¡ejem!). Y la razón actual por la que no bebo es porque no hay bebida que me sepa bien. Si no salgo de "fiesta" es porque no me surge, porque tengo muchos amigos muy bien repartidos, y a ninguno les gusta irse por ahí de bares. Y probablemente salir a bailar me encantaría, pero también me encantaría recorrer el mundo y las ocasiones no me surgen. La vida es larga, ya surgirán, no tengo ninguna duda.

Uy, casi había perdido mi vena rebelde. La retomo. ¡No tengo vida, señores! Resulta que como no bebo y no salgo por ahí de bares, pues mi vida es triste, aburrida y amargada. Y voy a ser virgen toda mi vida, eso también (¿wtf?). Me da igual, sinceramente. Sé lo que quiero, siempre lo he sabido y también sé cómo conseguirlo. Y me aburre tener que lidiar con cosas que no me interesan, a pesar de que para "no ser antisocial" lo hago cada día más. Pero hasta un punto, no voy a ponerme a hacer cosas que nunca me ha gustado hacer sólo porque la norma social sea hacerlas.

Cómo siempre le digo a mi madre cuando quiere hacerme adelgazar, es tarde para cambiar. Al igual que un día asumí que mi cuerpo es el que es, que no va a cambiar y que debo amarme así, un día decidí cómo quería vivir, y eso no va a cambiar. Si me pierdo algo, perdido está, y si tengo que renunciar a algo, mediré cuan valioso es y decidiré si cambio por ello o no. Y a algunas de esas cosas ya renuncié (Adri, al final el video salió a la luz).

Y nada, entrada dedicada con todo mi amor a Matías, el sabrá porqué.