Hace unos días me encontré una viñeta en Público (ese periódico que me leo en el tren) y no pude dejar de buscarla para vosotros, porque me reí y me sorprendí, que pensaba yo que el Spotify no lo conocía ni su padre.


Por si acaso no lo conocéis, os lo cuento, aunque ya lo contó el hombre con criterio hace tiempo. Es un programita donde se puede escuchar mucha y variada música gratis y online. Así, resumido. Hace falta invitación, yo tengo nueve (¿o eran 10?) si alguien quiere que me de su correo. El programita te lo tienes que bajar, pero una vez bajado te puedes escuchar discografías enteras, y rayarlas una y otra vez mientras tengas Internet conectado. No las puedes bajar (ya sería mucho), pero a mi me gusta, porque le veo la ventaja de poder probar grupos y cedés nuevos sin esperar milenios a bajarlos para que luego no te terminen de convencer. Es también una forma de limpiar el PC de música (confesad, ¿cuantos gigas de música tenéis? ¿y cuantos escucháis?) que ya sabemos que todos guardamos canciones horribles del año de la pana y están ahí ocupando espacio.

Total, que la viñeta mola y Spotify también. Y que quién quiera invitación que la pida.