Diría cógeme, pero algún latino se reiría de mi, así que se queda en tómame.

Amo las manos. Es como una pequeña obsesión. Me encanta contemplarlas, tocarlas, besarlas… Siempre suaves, delicadas, con sus cinco deditos, tan cerca, tan fáciles de tomar, tan bonitas.

Alguna amiga mía se arrepintió de dejarme que la tocara la mano, porque luego me dolió en el alma devolvérsela. Parece ridículo, pero es real, me encantan las manos de las personas. Probablemente sea eso en lo que primero me fije en un hombre, es sus manos.

Y hablando de hombres, quiero uno que me deje robarle las manos y no devolvérselas nunca. A veces, de verdad que parezco psicótica.

Editado: A petición del público, foto de mis manos.