Esta será, quizás, una de las entradas de mi vida. Como aquella vez que hablé en mi space del egocentrismo (mis ideas quedaron totalmente aclaradas, aunque no solucioné el problema, pero esa es otra historia…). Y como lo grande (¡Ja! Empiezo bien) debe tener su espacio, dividiré la entrada en dos. La del porqué (que será esta) y la del cómo (que será otra, lógicamente). ¿Nunca escuchasteis que todo tiene un cómo y un porqué? Bueno, quizás es que no era exactamente así, pero da igual, voy a tema.

Porqué. ¿Porqué algunas personas están gordas? ¿Porqué si les disgusta no hacen nada para remediarlo? ¿Porqué es tan difícil remediarlo? ¿Se debe remediar? ¿Qué se espera del remedio? Puffff, mucho para empezar.

Hay personas que una vez fueron delgadas, pero esta vida tan dura de comidas rápidas, embarazos, televisión, ordenadores, sabrosos hidratos de carbono y coches, las convirtieron en gordas. Con suerte, antes de que eso pasara ya habían cazado una o varias parejas, habían vivido la vida, y su actual ocupación no requería de un gran físico más allá de caber por las puertas y no odiarse a uno mismo.
Pero, vamos con el otro lado de los gordos, los gordos por genética. Esos que tienen padres gordos, hermanos gordos, tíos gordos, abuelos gordos, y demás parientes gordos, y que por lo tanto, al nacer tuvieron que unirse al clan. Esos lo tienen peor, porque no saben lo que es ser delgado, y, con un poco de mala suerte, van a sentirse muy mal a lo largo de su vida. Pero eso es cosa del cómo, así que la dejo.

¿Y toda esta gente gorda? ¿Qué pasa con ella? ¿Les gusta estar así, son felices, se quieren? Con un poco de suerte, sí. Sobretodo si son gordos tipo uno, y añado, aunque debo decir que no creo que sea del todo cierto, más si son hombres del tipo uno. ¿Qué importa ser gordo cuanto tienes más o menos todo lo que necesitas en esta vida y además el canon de belleza no va contigo? Si son mujeres, probablemente les cueste más, ya que da igual los años que tengas, que no entrar en el vestido de cuando tenías 20 te dolerá mucho. No conozco muy bien el tipo uno. Creo que intentan hacer dietas si están a disgusto, adelgazan, quizás se mantienen un tiempo, pero cuando el tiempo sigue pasando, vuelven a engordar, porque total, para los años que nos quedan, disfrutemos de la comida no sea que nos muramos sin probar el último tipo de bombón que salió al mercado.

Pero vayamos al tipo dos. Nacieron gordos, vivieron gordos, y muy a su pesar, cuando dieron el famoso “estirón” adolescente no adelgazaron nada de nada. Os voy a contar un secreto, ahora que los idiotas que no les gusta leerme se quedaron en el tercer párrafo: Yo soy gorda del tipo dos. Si señoras y señores, así me lo han demostrado parientes cercanos, espejos y desconocidos por la calle. Y no, no tengo el síndrome de “soy mujer y siempre me veré gorda porque tengo paranoias mentales” (esas existen, os lo digo yo, que las he oído). Soy gorda de las autenticas, de las que les pesa el culo al subir escaleras.

Bueno, dejo ya de hablar de mí. ¿Por qué no hacen dieta los gordos, si no les gusta ser gordos? (añado lo último por si alguien es tan sumamente hipócrita como para decir que le gusta ser gordo, yo no le voy a creer, pero oiga, si se lo quiere creer bien por él) ¿Tan difícil es adelgazar? Pues mira tú que sí, que lo es. Ya sea con dietas inútiles de revista femenina (esas que tienen nombres de frutas y verduras y requieren inflarse a las mismas y luego ayunar como idiotas) o con un endocrino caro detrás de ti (malditos sean esos médicos), adelgazar lleva consigo un sacrificio muy duro, puesto que te limita uno de los mayores placeres de esta vida, comer. Comer, que en esta sociedad de consumistas ha dejado de ser simplemente una necesidad, para convertirse en un vicio más, no consiste en frutas, pescados y verduras, por muy ricas que estén (y no es irónico, a mi personalmente las verduras y las frutas me encantan, pero ni os molestéis en quitarme el hambre con eso), sino que consiste en azúcar, proteínas e hidratos de carbono. Y todo eso, engorda. Y como engorda, si quieres adelgazar, debes comer muchos alimentos que no quitan el hambre y pocos de esos que la quitan. En conclusión, si quieres adelgazar, vas a pasar hambre. Se puede pasar hambre un tiempo, claro que sí, sufrirás como un idiota, pero adelgazarás. Pero ¿y esa realidad tan horrible llamada “mantenerse”? ¿Vas a pasar hambre toda tu vida? Sólo de pensarlo me dan ganas de comer chocolate. Ale, ya hemos roto la dieta y volvemos a ser unos gordos tipo dos, de esos que si quieren ser delgados van a tener que pasar hambre de por vida.

Pero como me está quedando la entrada corta, vamos a retorcerlo más. Si tanto odia uno ser gordo, ¿porqué no hace el esfuerzo? ¿no merece la pena? Desde luego, la respuesta es no. Cuando un gordo adelgaza se cree que todo va a cambiar. Que su vida como delgado será perfecta, que todo el mundo le querrá y que todas las prendas de ropa le sentarán bien. Lo cual es una absurda mentira.
Por otro lado, es muy dicho, y puede ser cierto, que los gordos tienen un problema con la comida. Cuando algo sale mal, comen. Al adelgazar, no saben enfrentar el problema de otra forma y ya no sólo pasan hambre, sino que además no encuentran consuelo a ninguno de los problemas que les plantea la vida. Y esto no quiere decir que no sepan arreglar un problema, simplemente que el consuelo es la comida, el primer abrazo, el método para relajarse y pensar una solución ya. Quieren un abrazo, pero cómo a todos los seres del planeta les pasa, no siempre tienen quién se lo dé. Cómo gorda que soy, y como ser humano con el descaro suficiente como para pedirte algo encima que llegaste hasta aquí y leíste todo lo anterior, te tengo una pregunta, sobre todo si eres delgado, ¿cuál es tu consuelo? Porque igual hasta sale más barato que el mío y todo.