La música es vida. Cuando suena nos entra por las venas y nos recorre todo el cuerpo dándonos algo especial.

Da igual lo que pase, la canción adecuada puede manipular nuestro estado de ánimo para bien o para mal. He visto a gente deprimirse en una fiesta por una canción les recordaba a una pena. He visto a gente deprimida bailar sonrientes gracias a una canción maravillosa.

Cuando pasan los años, muchos abandonan la música. No lo hagáis, porque perderéis un millón de amigos, cada uno de los acordes de esas canciones que dejáis atrás. A cada uno le gusta una cosa distinta, las óperas, el rock, el hip-hop, el flamenco... Pero siempre hay alguna que nos mueve.

Nos hace sonreír un lunes por la mañana, nos hace olvidar todo aquello que nos sienta mal, nos hace cantar a gritos mientras limpiamos con el aspirador, nos hace sentirnos más nosotros, más otros, más vivos.