La vida es un millón de pequeñas sonrisas y un millón de grandes sufrimientos. No olvides nunca que el buen perfume, viene en frascos pequeños.

Cuanto más lo pienso más creo que esta vida, en bruto, es un asco. Desde la primera leche que nos damos al empezar a andar hasta la última que nos damos al morir nos toca sufrir una y otra vez errores y decepciones. Sueños que no se cumplen, esfuerzos en vano, pérdidas terribles. Y nunca paran. Ayer mismo, sin hacer nada para ganármelo, alguien me rompió el corazón de un modo asombroso.

Pero de vuelta a casa, el reproductor de música tiene una gran canción, una de esas geniales que si puedes, cantas a gritos. En la nevera, todavía queda un pedacito de chocolate. En la tele, alguien ha decidido que su trabajo, sea arrancarte una sonrisa. Otros no lo tienen por trabajo, pero de todos modos lograron hacerte reír con un e-mail que acaban de enviarte. El viernes por la tarde alguien se pondrá a cantar contigo en medio de la calle simplemente porque sí. Y el lunes, a pesar de ser lunes, una salida de tono de esas sexuales, te hará llorar, pero de risa.

No hay una gran razón para seguir adelante. Hay un montón de tonterías que te envuelven y te permiten seguir rodando en una carretera llena de baches.