El tiempo, además de oro, es un bálsamo.

Siempre que debo consolar a alguien le digo que se de tiempo. Le digo que tarde o temprano dejará de doler y pasará. Que mañana será otro día y se habrán olvidado. Y a mí me digo lo mismo, obviamente.

Lo tengo totalmente demostrado, el tiempo, la vida, las estaciones del año, nos curan. No es que se olvide siempre, pero si nos cicatriza, nos alivia y nos relaja, tanto en las heridas físicas como en las psicológicas. Lo mejor que puede hacer uno cuando está mal es sentarse, descansar y seguir viviendo. Sacar las fuerzas de ese rincón en el que las guardamos para ocasiones difíciles y tirar hacia delante, porque a medida que avancemos nos sentiremos un poco mejor.

No debemos olvidar que muy pocas cosas son irreversibles y todo es superable. Es cuestión de dejar al tiempo hacer.