En la noche más oscura, donde todo era tan frío, pero a la vez tan bello, vestía azul y estaba rodeado de verde, se encontró con negro. Tan negro, tan negro, que siempre se había ocultado a sus ojos, pero que en el fondo, se escondía en lo más profundo de su interior, solamente que había preferido ocultarlo. Y allí, tan lejos de los brazos que tanto necesitaba, se abrazó a negro, y desde entonces, se hicieron eternos.

Negro, que se hizo más negro por perder a un amor. Negro que se hizo más negro porque no encontró blanco en ninguna cara. Negro, que tardo más de un año en dejar de serlo, y en volverse azul, a causa de la magia, de la realidad que la noche le ocultaba. Azul dulce, azul mágico, azul melancólico, azul curioso. Azul confuso, azul enamorado, azul amargo, azul brillante. Azul que a veces tiene matices rojos, azul que a veces se oscurece, porque donde hubo negro, siempre permanece. Azul que no se entiende, azul que se pierde, azul que se equivoca, azul que no tiene ganas de luchar, azul que se muere por poder amar. Azul que siempre viste de negro, para no olvidarse de la oscura noche de la que le trajeron.